domingo, 13 de marzo de 2011

Artículo de Paco Robles en el diario ABC de Sevilla.

En el Diario ABC de Sevilla de hoy, domingo 13 de marzo, nos encontramos con el artículo del periodista Paco Robles, en su columna "La Feria de las Vanidades", titulado: "Tsunami Andaluz: ¿Por qué se financiaba el ERE de una empresa y se dejaba que las demás murieran de inanición?" que aluden al caso Burguillos, por lo que aquí en Burguillos Popular os lo transcribimos íntegramente:
El tsunami que ha provocado el EREmoto está llevándose por delante las estructuras del Régimen. Sólo hay que leer la sentencia del Tribunal Supremo que deja limpio como los chorros del oro a nuestro colega Eduardo Barba, un periodista de raza que ha luchado contra el poder andaluz a la hora de descubrir los tejemanejes del Ayuntamiento de Burguillos. Ya hablaba Azaña de los burgos podridos que infestaban la España corrupta de la Restauración. Los mismos burgos donde ahora se pudre este Régimen que ocultó la petición de disolución que, como un SOS, lanzó el Ayuntamiento que se hundió en la miseria moral y económica por culpa del cacique de turno. ¿Qué hizo el PSOE ante esta situación?. Lo de siempre: matar al mensajero a través de una querella que le ha salido por la culata.
Esa sentencia del Tribunal Supremo debería estar encima de la mesa del despacho que ocupa, todavía, la consejera de Ineficiencia. Carmen Martínez Aguayo tendría que leer estas frases que dejan bien clarito cuál es la misión de la prensa libre en una sociedad democrática: "La misión del informador no puede ser equiparada a la de mero transmisor de datos y hechos recabados de terceros". Si ella hubiera hecho eso mismo con los informes de la Intervención que la advertían sobre el mangazo de los ERE, otro gallo habría cantado. Esta consejera que no se lee los informes es la misma que quiere meter a la legión de "paniaguayos" en la Administración por la puerta falsa de las empresas públicas. Una joya.
La página 6 de la sentencia es demoledora: "Esa información puede ser analizada y ponderada al objeto de extraer unas determinadas conclusiones". Eso fue lo que no hizo Aguayo cuando aguó los informes que encendían las luces de alarma. Las conclusiones caían por su propio sobrepeso. La Junta desviaba fondos al estanque de los reptiles para usar el dinero de todos con fines electoralistas. ¿Por qué se financiaba el ERE de una empresa y se dejaba que las demás murieran de inanición? ¿Qué papel desempeñaban los intermediarios? ¿Cómo es posible que hubiera intermediarios a la hora de conseguir una subvención pública? ¿Dónde están los sombreros mexicanos que se ponían para trincar la mordida?
Carmen Martínez Aguayo pretende salvar a Griñán del tsunami poniéndose en medio de la corriente y desviando la atención. Se fotografía ante un carrito de la compra lleno de carpetas para demostrar que eso no puede leérselo nadie. ¿Entonces para qué pagamos esos informes? Ese carrito es la metáfora rodante de esta Andalucía donde unos tienen demasiadas dificultades para llenarlo mientras la burocracia se expande con el fin de colocar a la gente del partido en los chiringuitos creados a tal efecto. Y si se molesta, que se lea la sentencia del Supremo que consagra el derecho del periodista a emitir un juicio de valor sobre conductas, "encontrándose tan plenamente legitimado el informador para transmitirlo a la opinión pública, como obligado el responsable político, o la persona que participa de algún modo en ese asunto de trascendencia pública, a soportarlo". Ante el tsunami de la corrupción, Aguayo quiere poner diques de sonrisa plastificada y carritos de la compra llenos de papeles que no lee nadie. Como si fuéramos tontos. Y tontas.

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