El Día Internacional contra la Violencia
machista es una
fecha clave para la reflexión, un día
en el que queremos manifestar el rechazo y la tolerancia "0" a la
violencia contra las mujeres. Una fecha clave, que invita a tomar conciencia de
todas aquellas mujeres que, en su vida cotidiana, sufren las consecuencias de
esta violencia machista. Víctimas que pudieran ser nuestras conocidas, nuestras
amigas, o quizás nuestras madres, hijas o hermanas.
Inexplicablemente,
cuando se destacaba como medida la modificación de modelos y esquemas tradicionalmente machistas
en generaciones de edades más adultas, los datos
estadísticos nos siguen sorprendiendo al indicar que estas agresiones machistas
se reproducen de forma escalofriante en nuestros jóvenes, mostrándonos su cara más dura con víctimas menores de edad.
Por todo ello, todos
los aquí presentes queremos
tener un recuerdo muy especial de las 44 mujeres que en lo que va de año han
sido asesinadas por sus parejas o exparejas, 10 de ellas andaluzas. 40 menores
se han quedado huérfanos y 5 han sido víctimas mortales.
También queremos
tener presente a aquellas mujeres que llevan años sometidas a la violencia física, y aquellas otras
que sin haber recibido un sólo golpe, son
víctimas de un maltrato sutil que las va minando por dentro y atenta cruelmente
contra su dignidad.
Igualmente, queremos
expresar nuestro apoyo y reconocimiento a otras muchas que han decidido poner
freno a la situación de violencia que vienen padeciendo en su día a día.
Pero fundamentalmente,
en esta conmemoración no podemos permitirnos el olvidar a esos los niños y
niñas expuestos al maltrato que soportan sus madres; se trata de otras víctimas
directas de la violencia de género que sufren graves secuelas y que durante
mucho tiempo han sido las grandes olvidadas.
El 25 de noviembre no
es sólo un día para la reflexión, es un día para la acción.
La violencia de
género es la manifestación más extrema de la
desigualdad entre hombres y mujeres. No es un asunto privado, es un problema
social que se combate con la intolerancia absoluta ante el maltratador y ante
cualquier comportamiento machista.
Son muchas y diversas
las formas que adopta la violencia contra la mujer y que se recogen dentro de
este día: las violaciones,
la trata de mujeres y niñas, la prostitución forzada, la violencia en
situaciones de conflicto armado, como los asesinatos, las violaciones
sintomáticas, la esclavitud sexual y el embarazo forzado; los asesinatos por
razones de honor, la violencia por causa de la dote; el infanticidio femenino y
la selección prenatal del sexo del feto a favor de bebés masculinos; la mutilación genital femenina y
la propia lacra social de la Violencia de género que, en lo que va de año, ya
se ha cobrado la vida de numerosas mujeres.
Conductas que no
desaparecerán hasta que no se consiga una igualdad real y efectiva entre ambos
sexos; y esto sólo
se conseguirá si
situamos a las políticas de igualdad y a
la mujer como una pieza fundamental en las prioridades sociales y educativas del
Gobierno. Abordando así el problema desde una
perspectiva integral.
En este sentido, el
Gobierno de la Nación ha puesto en Marcha
la Estrategia Nacional para la erradicación de la Violencia de la Mujer
2013-2016, que constituye uno de los ejes fundamentales del proyecto político
del Gobierno para hacer frente a esta lacra, mediante un plan de acción estable
y prolongado en el tiempo, que han puesto en marcha, de forma coordinada,
medios materiales y humanos que tienen un único fin: la erradicación de la
violencia que sufren las mujeres.
Es fundamental la
existencia de las mismas oportunidades para hombres y mujeres en el ámbito
laboral, equilibrara la balanza de responsabilidad de mujeres y hombres en las
esferas públicas y privadas, combatir la discriminación salarial, el incremento
de la empleabilidad de mujeres en riesgo de exclusión, situaciones de
vulnerabilidad, emprendimiento femenino y autoempleo.
En la sociedad actual
aun se mantiene un reparto desigual de las cuestiones familiares y domésticas.
Las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de la responsabilidad en estos
ámbitos, lo que limita su participación plena en el mercado laboral y mantiene
la división sexual del trabajo. La conciliación de la vida laboral, familiar y
personal requiere la implicación de todos los agentes sociales:
administraciones públicas, empresas, sindicatos y tejido asociativo.
Del mismo modo son fundamentales las medidas
de sensibilización, los programas de prevención de la violencia de género y la
detección de casos, acciones todas ellas que encaminadas en dar la mejor
respuesta institucional asistencial, de protección y apoyo mediante la atención
integral y la coordinación institucional para evitar duplicidades y actuar con
mayor eficacia y eficiencia, prestando especial atención a los menores
expuestos a esta violencia haciendo
hincapié en la coeducación
para prevenir conductas discriminatorias en todos los tramos de la enseñanza.
Sólo con el rechazo social lograremos
avanzar para acabar con esta lacra social consiguiendo así una sociedad más
libre, justa, equitativa y respetuosa.
Para ello, en esta
mañana queremos recalcar nuestra firmeza en el rechazo al maltrato y manifestar
que la violencia de género no es cosa de mujeres, sino que compromete a los
poderes públicos y a todas y cada una de las personas que conforman nuestra
sociedad.
Hay un largo camino
aun por recorrer; tenemos por delante un trabajo de transformación social en
todas y cada una de las esferas del ámbito económico, político
y social, para que el 25 de noviembre deje de ser una fecha necesaria de
reivindicación.