En la concesión y manejo de la televisión local la corporación anterior ( PSOE) llevó a cabo todo tipo de fechorías:
1º. Solicitó a la Junta de Andalucía la inscripción de una frecuencia a nombre del ayuntamiento cuando en realidad era para un familiar del Primer Teniente de Alcalde.
2º. Al otorgarle a dedo la frecuencia a un familiar, se privó al resto de lo burguilleros de poder instalar una televisión local. Como siempre, favoreciendo a los suyos y perjudicando al resto de los burguilleros.
3ª. Este familiar recibía más de 3000 euros mensuales del ayuntamiento y de la sociedad municipal, con la misión fundamental de desprestigiar al PP.
4º. Ahora este familiar quiere hacer creer a la justicia que la televisión era del ayuntamiento, cuando está demostrado que dicha televisión era suya. Pretende este señor que sea el ayuntamiento el que pague los platos rotos de la acusación falsa que hizo a una persona inocente.
El Ayuntamiento debe responder a una demanda (200.000 euros) de la persona acusada por error de lanzar la botella, señalada por una televisión local dependiente del Consistorio
Hay lugares que se empeñan en ser noticia siempre. Uno de ellos parece Burguillos,
pequeño municipio donde los escándalos urbanísticos arruinan las arcas
municipales. Los desmanes de los mandatos socialistas —que incluyeron la
condena e inhabilitación del que fuera alcalde—
mantienen abiertas varias vías judiciales y obligan al actual equipo de
gobierno del PP a hacer malabarismos para mantener en funcionamiento el
Consistorio con más deudas de España en proporción a sus habitantes
(6.300). Y si no tenía suficiente el alcalde con afrontar todos los
pagos pendientes, ahora debe responder a una demanda de 200.000 euros por... el botellazo a Juan de Ramos. Sí, aquel botellazo desde la grada al entrenador sevillista en el derbi disputado en febrero de 2007 en terreno bético que acabó con el técnico manchego evacuado en camilla y el encuentro suspendido tras la agresión.
Aunque parezca extraño, el Ayuntamiento de Burguillos es uno de los demandados por aquel asunto y ahora se le ha emplazado por el Juzgado de Primera Instancia de Elche para que responda a una denuncia por vulnerar los derechos fundamentales de honor, intimidad personal y propia imagen
de R.G.A, vecino ilicitano que fue falsamente acusado del lanzamiento
de la botella y que ahora pretende resarcir su imagen, «estigmatizada a
nivel nacional» según la demanda, a laque ABC ha tenido acceso y en la
que considera que fue escogido como «cabeza de turco».
¿Por qué Burguillos? En la propia banda del terreno de juego, junto al banquillo, entre los periodistas apostados en esa zona, uno de ellos —principal demandado— trabajaba para Vega Televisión. Emisora de cuya concesión administrativa es titular el Ayuntamiento burguillero. Con su cámara, este operario captó unas imágenes del público que desde minutos después usó, con inusitada iniciativa, para anunciar que había identificado al agresor, trasladándolas a distintos medios. Una grabación con un círculo iluminado alrededor del ahora denunciante pese a que éste no había lanzado la botella que golpeó en la nuca al técnico sevillista. Esta persona señalada había acudido con unos amigos al fútbol y por casualidad se encontraba junto a quien verdaderamente impulsó el recipiente.
Las imágenes de Vega TV
llegaron a varios medios -que las publicaron citando- con la
información de que R.G.A. había sido el agresor. El error fue a más
cuando la propia Policía Nacional, al tener conocimiento de la existencia de estas imágenes, se personó en los estudios de Vega TV, donde se señaló a este vecino de Elche como autor del lanzamiento mostrando las imágenes.
Esa misma noche, un alto cargo del Ministerio del Interior aseguró en
un conocido programa radiofónico que el agresor estaba «identificado» y
que su detención era «cuestión de horas», aludiendo a R.G.A, que tuvo
que declarar varios días después en un juzgado y también en una
comisaría ilicitanas.
El clamoroso fallo se mantuvo durante unos días, en los que la imagen de esta persona fue difundida ampliamente a nivel nacional. Hasta que se demostró que se trataba de un error en la identificación. Un aficionado bético que estaba sentado -y que después fue condenado a una multa- justo detrás del acusado inicialmente había sido el que tiró el botellín. Ante esta «injusta acusación», R.G.A. asegura haber caído en una depresión de la que sigue siendo tratado, de ahí la demanda a aquel informante y a la televisión dependiente de Burguillos.